¡Otra vez!
Alguien se habrá preguntado por qué no volví a escribir si lo pensaba hacer. Hay momentos en que todo vuelve, pero de una manera diferente. Quizás lo que deberia hacer es volcar lo que hay en mi Moleskine y volver a empezar. En la vida, toda historia tiene un final, pero cada final es un nuevo comienzo.
tenía que volver a escribir
A veces nos olvidamos de nosotros mismos. Dejamos pasar el tiempo y cada día deja de ser nuevo. Dejamos de hacer las cosas que queríamos y convertimos nuestra vida en algo pasajero, en algo que simplemente ha de pasar. Los días se hacen eternos, y un mes nos parece mucho tiempo, y cuando nos damos cuenta, hemos perdido toda huella característica, lo que nos identifica y lo que nos hace ser personas especiales.
A veces perdemos el norte y nos dejamos llevar, porque hay pensamientos que nos superan. Dejamos perder las cosas que nos son importantes porque no queremos aceptar lo que de verdad nos preocupa. A veces es más difícil deshacerse de lo que está podrido, que de lo que empieza a oscurecer pero se puede comer.
Sé que a veces he escrito cosas mejores, pero tenía que volver a escribir.
No le grites al río, susúrrale a la fuente.
Hoy he querido hacer una reflexión. Es sobre mi tercera conexión en directo, sobre la gente, sobre la vida en general. Me dejo llevar por todo lo que he pensado hoy, puede que ni lo leáis, puede que ni os interese, puede que ni siquiera tenga orden alguno, pero aquí lo dejo.
A grandes rasgos, se trataba de la inauguración de una exposición plástica de unos talleres en los que participan personas en riesgo o en situación de exclusión social. Y quiero hablar sobre estas personas. Sobre las ganas de vivir que tienen, sobre la manera en que representan artísticamente lo que sienten.
Cuando estás con ellos, te das cuenta de que pueden llegar a ser mucho más humanos que los que no estamos en esta situación. Ellos han formado un grupo, pero en el que todos los demás nos podemos sentir incluidos, sin ninguna distinción. Clases de humanidad le llamaría en este momento, y de lo que debemos aprender. Irradian que la vida es bonita, que también tienen miedos, pero que consiguen sobreponerse a ellos en su segunda oportunidad.
“Dicen que el hombre tropieza tres veces con la misma piedra”, afirma uno de ellos, “y yo he tropezado mil veces con ella”. Y mientras te dice esto con una gran sonrisa te vas llenando de sus ganas de vivir. Y empiezas a observar los cuadros y las fotografías y te das cuenta de que lo que hay en esos cuadros es una mirada hacia su interior, muy profunda, que te llega al alma, de las experiencias malas pasadas, y de las ganas de volver a vivir una nueva vida. Y todo esto… aderezado con una gran sonrisa.
Otro me cuenta todas esas actividades y conferencias en las que participa, y sin quererlo, muestra todo su interés en cambiar el mundo, para mucho mejor, sus esfuerzos, si se puede llegar a decir así, porqué para él no son un esfuerzo, son su vida.
Y esta es la manera de vivir de todos ellos, su segunda oportunidad. Deberíamos empezar a aprender de ellos.
Gracias Cassin, Miguel, Karlos, Queco y a todos los demás, por darnos una lección de vida.
Olfato.
El olfato era su sentido favorito. No era ni mucho menos el que más desarrollado tenía. Simplemente… era el que más le gustaba.
A veces incluso, cuando estaba sola en alguna habitación, olía todas las colonias, perfumes, jabones y cremas que tenía a su alcance. En algunos de esos momentos se sentía ridícula, a pesar del placer que le producía, y pensaba que qué pensaría la gente si la viera. Como si tuviera una cámara enfocándola. Y entonces recordaba una cita de aquel libro que había leído y del que no recordaba mucho. Que decía algo así como que una persona no se ponía igual de histérica en una situación si estaba sola en la habitación. Si no había público. Como si esa persona hubiera tenido una caída cómica y en caso de que no hubiera nadie, se habría sentido ridícula por reirse. O simplemente, no habría llegado a reir.
Y eso le llevaba a pensar en campos más amplios. Casos que llevaban a las personas perder la identidad y la intimidad. Desde su absoluta decisión.
Y sin embargo… seguía oliendo y se le olvidaba de todo eso. Volvía a ser libre en su mundo.
Electromagnetismo
Aunque no lo intentara. Siempre escribía sobre ella misma. Pero, por una vez, no quería. Quería pensar en felicidad y unión. En dos pieles rozándose que se esperaban una a otra desde hace tiempo. Y aunque no lo quisieran aceptar, se atraían como imanes. Algo que sin palabras, sin miradas, sin olores… se palpaba en el aire. Estaba allí y lo notaba. Y ella no pudo hacer otra cosa que esbozar una sonrisa, que aunque venía de otros, le llenaba el corazón.
Estatodinamismo
Imagina una bicicleta, de las estáticas. Pues allí estaba yo pedaleando. Y pedaleaba y pedaleaba y no avanza. No avanzaba en la realidad. Mi mente se estaba transportando, y a cada pedaleada, avanzaba por un mundo. Un mundo que no era real, como la realidad que entendemos, pero que para mí, había sido real a otro nivel. Había soñado con ese mundo, no recordaba los acontecimientos, pero mi mente iba avanzando por esas tierras enfangadas, esas casas intactas de barro y todas esas puertas de madera vieja. Todo tan natural y a la vez tan estraño. Realmente, estaba allí.
una y otra vez…
Un dia vuelves la cabeza hacia atrás y te sigue asaltando lo mismo que hace un tiempo. Ni si quiera te lo han hecho a tí, pero te duele como así fuese. Parece que el egoísmo va absorbiendo tal punto a las personas que ni si quiera ellas mismas se dan cuenta de los abstraídas que estan. Hablo de pequeños detalles. De pequeños detalles que nos van rasgando poco a poco y que nos hacen desangrarnos lentamente, sin llegar al punto de sentir náuseas metafóricas.
Si algun dia abren los ojos se darán cuenta de porqué sus ojos ya no se le entelan con la misma ilusión que siempre.
pues eso
De mis dedos empiezan a resbalar las gotas de la lluvia. Y se van deshaciendo dejando llevar en cada gota un pedacito de mi, de esa parte que aún no ha quedado oculta. Me voy diluyendo a medida que el viento arrastra mi cabello y mi piel, haciéndome desvanecer lentamente, muy lentamente,…
imosnina
Hola… hooola? Hooolaaa? Hay alguien despierto? Silencio a mi alrededor. Todo está tranquilo. Yo también. Madrugar… no dormir… madrugar… no drmori… madgrura… nd oomrirm… Me tumbo. Miro el techo. Doy otra vuelta. Cierro los ojos. Intento apretarte contra mi pecho pero no estás aquí. Otra vuelta. Abro los ojos y otra vez el techo. Otra vuelta. Enredo los dedos en la sábana. Otra vuelta. Cierro los ojos. Los vuelvo a abrir. Están secos. Otra vuelta. Me incorporo. Trago de agua. Me tumbo. Vuelta. Cierro los ojos. Vuelta. Otra vez el techo y más techo y más techo y más techo y más tcheo y msá tohce y mát shoce… Luetva…
días de lluvia
Un día te ves corriendo debajo de la lluvia para guarecerte debajo de un balcón. Corres y todo pasa mucho más deprisa. Pero entonces… te paras… y ves como todo a tu alrededor se mueve muy rápido. La gente te adelanta con sus paraguas en todas direcciones. Pero tu estás ahí, quieta, disfrutando de la lentitud y la calma que sientes. Notando cada gota que roza tu piel. Miras al cielo. Y es de color gris pálido, un color bonito. Respiras y te ves desde fuera. Estás tranquila.
una de tantas evoluciones
Puedes pensar que me conoces… que me entiendes… pero nunca sabrás si eso es cierto. Soy cambiante, a cada minuto soy diferente. A cada rato que pasa mis pensamientos evolucionan. Cambian de forma. Y lo que me hace reír puede que me haga llorar. Lo que me hace estremecer puede que sea el calor que necesite. A veces puedo ser clara y a veces puedo no serlo. Pero no es mi intención, soy cambiante por naturaleza.
va per tu…
Sincerament, no sé que dir… no sé què pensar… no ho llegiràs (i potser és el que menys vull en aquest moment exacte) simplement et tinc al meu cap en tots aquells moments que menys ho espero. No ho sé, trobo a faltar tantes coses que ja no sé què trobo a faltar, que no trobo a faltar i que em mancava abans de tot. Abans de tot… Per sobre de tot… no sé què pensar i no sé què dir. Simplement: et trobo a faltar.
Me roza la brisa
oigo una voz y me estremezco. Me siento bien. Mis músculos se relajan. Y sólo oigo la voz. A ratos creo que no me importa lo que dice y me dejo llevar por la melodia que sale de esos labios que no veo. Pero a ratos no es así. A… me siento bien.
oh yeaah!
Quiero que no me preocupe nada. Acurrucarme en tu regazo y soñar. Soñar con aire fresco, con sonrisas escondidas (y no tan escondidas) y con vapor de agua. Y no sé que debe preocuparme y que no. Simplemente, no! No debe preocuparme. Ni a mí, ni a tí ni a nadie. Di no a las preocupaciones!
Déjate llevar... 